Título: Los acuarios de Pyongyang
Autor: Kang Chol Hwan
Reseña hecha por: Iván Marcos @ivanmarcos
Corea del Norte es probablemente uno de los países más cerrados del mundo. El sistema coreano se basa en una dictadura comunista hereditaria de corte Stalinista. Ya no queda nada de la URSS y Stalin queda muy lejos a todos, incluso a los propios rusos, así que ver el sistema en Corea del Norte en tiempos de internet sigue siendo una cosa que casi nadie cree poder entender.
La Guerra de Corea fue uno de los grandes escenarios de la Guerra Fría y quizá el primer gran desastre de aquella confrontación entre soviéticos y norteamericanos. La contienda bélica trajo consigo unas consecuencias que todavía hoy siguen viéndose. Por un lado, una parte de Corea se quedaba bajo el amparo de Moscú y la otra bajo el de Washington, varias décadas después todavía podemos analizar las consecuencias de aquella división a lo largo del Paralelo 38. Un país dividido, y la peor parte obviamente para los que se quedaron en la parte del norte.
A veces cuesta pensar que todo ello siga vigente en pleno siglo XXI y en la época de google o de facebook. El muro de Berlín caía, la Unión Soviética lo hizo también, pero cuesta entender como la locura de Corea del Norte todavía sigue. Lo que ocurre de puertas adentro de Corea del Norte es uno de los grandes misterios del mundo y algo que ha estado vetado a cualquier occidental. El país vive una paranoia propia de una película de ciencia ficción o de un libro de George Orwell, y así, bajo el yugo del culto al líder se vive el vía crucis de millones de norcoreanos que sufren las consecuencias. Ver las fotos de Corea del Norte de noche ayuda a entender el aislacionismo que tiene el país.
Durante las pasadas décadas Corea del Norte sufrió inmensas hambrunas que se llevaron la vida de cientos de miles, quizá millones de personas, pero el país seguía y sigue gastando en el ejército, en armas y en una supuesta bomba atómica.
De vez en cuando también aparecen noticias relacionadas con Corea del Norte como ver al estrambótico ex jugador de Dennis Rodman visitando el país como si un diplomático fuera. Además , cada x tiempo los medios de comunicación abren las noticias con las habituales tensiones entre Corea del Norte con su vecino del Sur y con el sempiterno enemigo de los Estados Unidos. Otras veces también aparecen noticias extremas, como la ejecución del tío del líder coreano Kim Jon-un.
Pero el libro del que hoy hablo no tiene nada que ver con todo esto, es una obra fundamental que refleja de forma extraordinaria y real algunas de las cosas que acontecieron y acontecen tras el sistema dictatorial y genocida de Corea del Norte.Y todo a través de la vida de una persona de carne y hueso que sufrió en sus carnes el sistema norcoreano.
Se trata de una historia humana desgarradora que viene a recordarnos aquellas historias del gulag soviético. Como tantas otras veces ,un libro nos lleva a entender la vida de un país a través de la propia experiencia de una persona, se trata de Kang Chol Hwan y la de parte de su familia. Al igual que tantos otros coreanos, su familia fue emigrante en Japón, sus abuelos prosperaron e hicieron fortuna en el país nipón, pero por ingenuidad decidieron regresar a Corea del Norte en unos tiempos en que el sistema estaba bajo una cortina llena de humo y de engaños.
Sus abuelos habían regresado para tratar de encontrar una sociedad igualitaria y socialista, pero al poco tiempo vieron como ellos y la mayor parte de su familia terminaban en uno de los numerosos campos de concentración dispersos por el país. Coche, dinero y posesiones fueron obviamente a parar al Estado, a cambio eran enviados a un campo de concentración . Ya se sabe, la causa inventada era para reeducar a unos burgueses conspiradores que habían estado en un sucio estado capitalista como el vecino Japón. La patria socialista solamente quería a almas puras y sumisas que admitieran las verdades absolutas del líder, como borregos y sumisos.
El título se refiere a los acuarios y eso es debido a la pasión confesa de Kang por unos peces que siempre tenía en su casa. Sus peces y su inocencia murieron cuando con poco más de 10 años de edad fue internado en un campo de concentración. Al igual que en el Gulag soviético, la infame condición humana llevó a miles de coreanos a la muerte y a sufrir la barbarie de sus compatriotas. El libro nos va narrando su día a día en el campo, las relaciones humanas entre presos y con los guardias del campo. Muerte, frío, hambre, trabajo extremo y miedo son una parte básica del libro. El ser humano reducido a la nada absoluta, y de fondo el Sistema Orwelliano de chivatos, detractores y de un tirano genocida que se cree Dios.
Muertes de todo tipo se van apareciendo, desde las inevitables por el el hambre y el frío, a otras que vienen de los asesinatos por protestar o por los diversos intentos de fuga. El campo era un devenir de esqueletos humanos, de presos que se siguen muriendo de frío y que tienen que comer ratas para llevarse algo de proteína a la boca. Desolación, muerte y falta de esperanza en unas pobres gentes que no logran entender las razones por las que están presas.
Pero como en tantos otros casos, la esperanza es la última cosa que se pierde, el niño crece y se adapta a las circunstancias para intentar huir de un país que es una prisión. La primera liberación viene del campo cuando algunos de los presos como Kang han recibido el perdón del tirano dictador que gobierna el país, algunos de los que consiguen salir como nuestro protagonista han pasado presos durante una década de sus vidas sin motivo, sin juicio y sin culpa.
La fuga del país viene a ser un sueño que se realiza, primero con la huida a China gracias a la perseverancia, a la suerte y la providencia. Posteriormente tiene lugar la huida final, la que le lleva a una Corea del Sur para desde allí denunciar el sistema cruel que se vive en el Norte.
Una historia humana dramática y dura que se convierte en un libro extraordinario para entender algo más de las tinieblas que se esconden tras la infame dictadura norcoreana…
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