Título: Persépolis
Autora: Marjane Satrapi
Reseña hecha por : Alicia Ortego @alisetter
Persépolis es seguramente uno de los cómic más conocidos de los últimos años. Quizá con sus superventas es el que ha abierto camino a otros que también retratan y narran historias críticas sobre regímenes, conflictos y sus consecuencias para la población de esos países.
Marjane Satrapi, iraní exiliada, dibuja y narra toda la historia de su país, de Persia, con la mirada de la niña que fue. Una niña a la que le tocó vivir en la época de la Revolución Islámica, esa revolución que en la carrera de Sociología nos enseñaban como la única verdadera revolución social, después de la Francesa. Quizá ahora se esté revisando esta afirmación con la Primavera Árabe delante. O al menos deberían hacerlo.
Volviendo a Irán… para aquellos que aún no lo hayáis leído, deciros que es una muy buena narración, fresca por la voz infantil que la narra, apasionante por la cantidad de hechos y datos que nos trae.
Y todo ello con dibujos muy expresivos, sencillos pero llenos de movimiento y de simbolismo.
Empieza con el absurdo del velo. De un día para otro, se encuentra con la obligación de llevarlo a la escuela –en la calle aún coletean las protestas y algunas mujeres, entre ellas su madre, salen sin él puesto- y el absurdo de verse separada de sus compañeros niños. Era 1980, unos meses después de que la Revolución triunfara.
Una revolución que le lleva a jugar con sus amigos a “hacer la revolución”… mientras en la calle el régimen del Sha da nuevos golpes a la población (más de los que llevaba dando en sus años “seguros”), intentando anular las ansias de libertad y de cambio. Por ejemplo, el incendio del cine Rex, donde se cerraron las puertas con cadenas cuando éste estaba lleno de gente, la policía se plantó delante impasible e impidió que los ciudadanos socorrieran a las víctimas encerradas. 400 muertos. El régimen del Sha culpó de la masacre a los fanáticos religiosos.
¿Nos suena de algo? Parece que todos los regímenes, al verse amenazados por sus propios pueblos, esos que han soportado tantas vejaciones, funcionan de la misma manera…
La grandísima paradoja es que de un régimen como el del Sha, se pasó al régimen de los Ayatollahs, cargado de prohibiciones, detenciones, torturas… en fin, ya lo he dicho, como el anterior pero con distinto atuendo (y nunca mejor dicho).
Los grupos de izquierdas, que fueron los que empezaron a agitar el alimento y el ideario de la revolución iraní, se quedaron atrás gracias a su manía de discutir cada palabra entre ellos y atomizarse en grupúsculos que desorientan y cavan su propia tumba.
Por supuesto, estos fueron los primeros en ser perseguidos, detenidos, encarcelados, desaparecidos… en los primeros años de Jomeini.Las nuevas normas se imponían, y son las que siguen imperando en Irán, desgraciadamente y después de más de 30 años, con sus altibajos, pero ahí están.
Rápidamente, la manera de vestir se convirtió en una cuestión ideológica. Había dos tipos de mujeres:
-La mujer integrista (chador).
-La mujer moderna – mostraban su oposición al régimen dejando algunos mechones al descubierto
Así lo pude vivir, en el verano de 2001, cuando observaba cómo, sobre todo en Teherán y algo menos en otras ciudades como Isfahán y Shiraz, las mujeres echaban ligeramente hacia atrás el velo dejando todo el flequillo al descubierto y parte de la coronilla, además de ir maquilladas y fumar en público en las teterías, coqueteando a través de la mirada y furtivas caricias con sus novios… o sencillamente saliendo a cenar en grupos de amigos, de excursión a la estación de esquí del monte Damavand. En ese año Jatamí, el clérigo aperturista, llevaba ya unos cuatro años en el gobierno y de hecho sería reelegido.
No obstante, en ciudades mucho más pequeñas como Jazd, Kerman, y Bam, además de Qom, el chador se imponía.
Hay que precisar que si las mujeres estaban obligadas, bajo pena de prisión, a ponerse el velo, los hombres tenían formalmente prohibido llevar corbata (símbolo de Occidente). Y si los cabellos de las mujeres excitaban a los hombres, también los brazos desnudos de los hombres excitaban a las mujeres, así que les estaba prohibido llevar camisas de manga corta. Al menos, había cierta justicia.
La “educación del pueblo” se movía en la misma dirección que la de otros regímenes: lavado de cerebro.
Estaba de acuerdo con mi madre, yo también tenía ganas de pensar sólo en la vida, aunque no era fácil: en la escuela nos ponían dos veces al día en fila para llorar por las víctimas de la guerra. La dirección de la escuela ponía música triste y nosotras nos golpeábamos en el pecho.
Los padres de Marji deciden enviar a su hija a Austria, para ponerla a salvo de la guerra y los ataques de Iraq, a salvo de su propio país y la locura de la incomprensión y el fanatismo que se va adueñando poco a poco de todos…
Con el tiempo, Irán sigue viviendo en una marea de contradicciones enorme. Cualquiera que viaje allí podrá observarlo en vivo y en directo (y lo recomiendo muchísimo). La suavidad, educación, hospitalidad, curiosidad y ganas de ver el exterior, de saber qué ocurre fuera… se entremezclan constantemente con el discurso y las ideas en las que han sido educados: el mundo está contra ellos liderado por EEUU, llenando de mentiras los medios de comunicación.
Precisamente hoy he leído en El País un artículo sobre el lanzamiento de un canal de televisión iraní en español. Están contratando a periodistas de habla hispana, entre ellas una española, y su intención es propagar sus ideas y desautorizar constantemente a todos aquellos que hablan en su contra. Por supuesto, esto se paga desde el gobierno iraní.
No suelo querer fiarme de los medios de comunicación de masas, efectivamente, pero no por ello justificaré nunca la represión de las libertades, ni la pena de muerte (ni en sus formas “finas” como las de EEUU, ni en sus formas “bastas” como las de Irán, que siguen ahorcando públicamente y lapidando a los condenados y condenadas).
No obstante, quizá viajar a Irán implica adoptar un mayor relativismo a lo poco que se sabe de ellos desde aquí.
Quizá por ello hay una reivindicación que, hablando con iraníes de diferentes condiciones e ideas (este es uno de los países donde más he podido hablar con la gente de allí, por su afán por acercarse y entablar conversación con el extranjero), no me logro quitar de la cabeza: queremos hacer las cosas a nuestra manera, no porque Occidente nos diga que tienen que ser así.
En cualquier caso, si estáis pensando en este destino, Persépolis es lectura obligada 😉
Saludos, por lejos este es uno de los mejores comics que eh podido leer. En mi corta trayectoria como lector de comics, lo recomiendo con los ojos cerrados!
Gracias Iván, gracias Carlos! 🙂 de verdad, de verdad, es un país para visitar y una gente a la que conocer allí, en su medio. Prácticamente toda la literatura y libros de autores iraníes, que por cierto cada vez se publican más por aquí, son de exiliados. Es una lástima y una gran consecuencia de la falta de libertades y represión que se vive allí, y es cierto que también contribuyen a una mirada sesgada en su condición de exiliados, aunque tengo la sensación de que no funcionan como ocurre con otros casos tipo Cuba, por ejemplo, porque los iraníes siguen pensando más en lo bueno de su país y sus gentes.
Un abrazo chicos!
Es uno de mis destinos pendientes. Me gusta comprobar por mi mismo lo que genera controversia, e Irán es uno de esos paises tan lleno de contradicciones y tan intoxicado por los medios de comunicación, que seguro que sorprende a todo el que lo visita. Libro y película son increibles. Lástima que se tuviese que hacer desde fuera del propio país para poder difundirse, sin miedo a las represalias. Mucha razón y verdad en la reseña Alicia. Y con conocimiento de causa….
Gran reseña Alicia. Pedazo libro y pedazo peli 🙂
Gracias, Claudia!! sí, el totalitarismo y fanatismo religioso y moral se ha cebado con ellos, pero no los ha destruido, por eso sigue siendo un destino que en mi opinión es fascinante, además de visitable frente a otros…
Pues mira, la peli no la he visto y nunca me han dado muchas ganas, ya que el comic lo he leído varias veces y…. Pero bueno, como la ponéis tan buena Carlos y tú, seguramente la vea! 🙂
Desde luego, me apunto la de «Las mujeres sin hombres» de Shirin Neshat, que no la conocía.
Un abrazo,
Alicia
Alicia, me ha encantado la reseña, considero a Marjane Satrapi una persona genial, por lo fácil que hace que sentimientos y contenidos tan complicados, puedan ser entendidos incluso para los más ignorantes sobre Irán. El libro, no lo he leído, he visto la película dos veces porque me fascina, y es un repaso a la historia de los últimos 50 años de Irán. También hay otra película, Las mujeres sin hombres, de Shirin Neshat, muy buena.
Irán tiene que ser un país fascinante, siempre fue un país de gran cultura y sofisticación, desgracidamente el totalitarismo y fanatismo religioso y moral se ha cebado con la sociedad iraní.
Muy bueno el libro y fantástica la película, que con la misma sencillez en el estilo de los dibujos lleva un mensaje potente. Marjane Satrapi es codirectora de la película. http://www.blogdecine.com/criticas/apersepolisa-un-dibujo-algo-naive-para-una-historia-nada-inocente