Título: Pyongyang
Autor: Guy Delisle
Reseña hecha por: Itziar Baztarrica @ibagob
Corea del Norte es probablemente el país más hermético del mundo: vive aislado, está blindado contra influencias externas y hasta se rige por su propio calendario. Para visitar esa sociedad única y tan cercana a la distopía de 1984, hay dos opciones.
Pagar un buen monto a una empresa que esté reconocida por la Korea International Travel Company por “ayudar al desarrollo del turismo del país” y, una vez allí, renunciar a la libre circulación, el teléfono móvil, las tarjetas de crédito y el acceso a Internet. O bien leer Pyongyang.
No son viajes incompatibles, pero uno es indudablemente más asequible. Si, de momento, se elige este, está garantizada “la experiencia inolvidable” que anunciaría cualquier agencia. Cuenta con un guía de excepción, Guy Delisle, de la mano de quien también se pueden visitar China (Shenzhen) y Birmania (Crónicas birmanas). “Obtenga el visado en su librería”.
Entre uno y otro viaje y cómic (o “novela gráfica”, si hay quien quiere elevarle el estatus a unas obras que no lo necesitan), Guy Delisle se marcha a la capital norcoreana para trabajar como supervisor de dibujos animados, producidos allí para abaratar costes. Aprovechando su perpleja mirada canadiense y sus dotes para la síntesis como dibujante, narra en primera persona una vida cotidiana que es en realidad una sorpresa permanente para el occidental.
Viñeta a viñeta, de vivencia en vivencia, el cómic se adentra en las entrañas de un país simpar. Lo retrata por fuera en un sardónico blanco y negro, con sus grandes monumentos comunistas de los años 60, sus paisajes montañosos y el vergonzante paralelo 38, la última frontera de la Guerra Fría que aún pervive y que separa las realidades más desiguales.
Lo capta también por dentro, con peculiares anécdotas sobre la exaltación del difunto líder Kim Il-Sung, la inexistencia de la publicidad comercial, la coartación de las conversaciones a pie de calle, el peculiar ocio nocturno. Las curiosidades se entremezclan con la denuncia de la dictadura hasta llegar a confundirse, al tiempo que van construyendo una narración sagaz, cargada de ironía y a menudo divertida.
Porque Guy Delisle da su visión del choque cultural con ese extraño cosmos a través de gestos que hablan por sí mismos, como dar a leer 1984 de George Orwell a su intérprete (y sombra durante el viaje). Para saber cómo reacciona y catar Corea del Norte a 9.800 kilómetros de distancia, basta darse un paseo por Pyongyang.
Un libro fundamental para entender ese caos de país. Genial como siempre Delisle
Creo que prefiero visitar Corea del Norte a través de Delisle.
Muy buena reseña, me ha encantado!
Hola Itziar. Tengo una imagen de este país a través de un documental, de unos cuantos trabajadores barriendo una autopista de 4 o 5 carriles y no se veía ni un coche en el horizonte y con un control férreo sobre el turista 24 horas. Supogo que aunque no debe ser muy divertido debe ser una experiencia inolvidable. Saludos