Título: La calavera del sultán Makawa
Autor: Rudolf Frank
Reseña hecha por: Iván Marcos @ivanmarcos
Algo bueno tiene que tener un libro que los jerarcas nazis decidieron quemar por su contenido. Dirigiendo la propaganda nazi estaba Goebbels y entre aquellas obras había también clásicos de Hemingway, London, Freud o Einstein. Esto es lo primero que tiene que considerar el lector que se aproxime a la presente obra, estamos ante un libro y un autor que no gustaba por su contenido a los psicópatas nazis ya que era un alegato antibelicista.
Una cosa que puede sorprender es el extraño nombre para referirse a una historia de guerra, pero a lo largo del libro uno va a ir descubriendo la relación entre el nombre y la curiosa leyenda.
El año 2014 ya ha quedado atrás y con ello el centenario de la Primera Guerra Mundial, la famosa y terrible guerra de las trincheras. Aquella guerra empezó con un fatídico disparo en Sarajevo y fue una contienda que cambió Europa y Oriente Próximo, eso es algo que no debemos olvidar nunca. Aquello fue una guerra cruel que sigue estando muy presente en la actual problemática geopolítica del mundo ya que las fronteras del imperio otomano y el austro-húngaro alteraron la realidad de muchos países.
He disfrutado enormemente leyendo el libro, es una historia humana y tierna en el escenario de la guerra y la muerte. La historia va ligada a la vida y realidad de un niño polaco de nombre Jan, el día que cumple catorce años ve su aldea destruida por la artillería alemana. Su inteligencia, constancia, nobleza, sencillez y unas altas dosis de suerte le acompañan y va creando un estado peculiar de ánimo que hace que los soldados alemanes le adoptan.
Acompañado por su perro, el joven Jan va avanzando con las tropas alemanas y se enfrente al horror de la guerra con una actitud positiva que ayuda a los soldados. Ciertos golpes de suerte y la inestimable ayuda del joven polaco van haciendo que los alemanes se salven de la muerte en varias ocasiones. Por ello las tropas van viendo en el niño a un talismán que les va salvando de una muerte segura.
La guerra nos va mostrando parte de su cruel esencia, con esos espacios donde la muerte se mezcla con la soledad, el hambre, la tristeza y la añoranza de los seres queridos. La palabra patria como tantas otras veces muestra unas palabras huecas y vacías que lleva a muchos jóvenes a ignorar por qué están luchando.
Jan va avanzando por la vida y en cierta forma va mostrando como su inocencia le guía por las tinieblas del conflicto que se bautizo como la Gran Guerra, una contienda en la que el propio escritor del libro combatió. El libro tiene hoy más sentido que nunca, es una obra contra la propaganda belicista y contra la sin razón de una Primera Guerra Mundial cuyas consecuencias serían un preludio del auge del nazismo y de la posterior Segunda Guerra Mundial.
Una obra maestra que se lee como un cuento y que termina de la mejor de las formas posibles…
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