Título: Candongueiro, Vivir e viajar pela África
Autor: Joáo Fellet @joaofellet
Reseña hecha por: Laura Terrón
Hace cosa de un mes, llegó a mis manos un libro de aventuras en África lleno de frescura, y proximidad contando con una gran dosis de humor las aventuras y desventuras del descubrimiento del cotidiano de un expatriado en Angola y de un apasionante viaje del Sur-Este Africano hasta Egipto.
Curiosamente todo comenzó a partir de una conversación de viajes. Íbamos en un tren que hace París – Venecia. Mi compañero de viaje me habló de un libro que tal vez sería de mi interés. Era de alguien que había conocido en Buenos Aires y cuyo libro encontró, por casualidad, en un café de París. Y así fue como en una semana estaba trashojando este libro que me ha permitido en ocasiones revivir, en otros momentos descubrir, algunos de los lugares del apasionante continente Africano.
Al mismo tiempo, leer en portugués me hizo recuperar la fluidez de una lengua que me apasiona y, gracias a un estilo ligero de escritura, no he visto el tiempo pasar. Su estilo periodístico, que en muchos momentos me hizo pensar en el gran Kapuchinski hace muy fácil al lector imaginar las múltiples y enriquecedoras experiencias. Un diario de viaje que, mientras preparaba esta entrada, descubrí que el libro era nada menos que el resultado de su blog de viaje.
La aventura comienza en Angola. Sus relatos cuentan lo inesperado del cotidiano como expatriado viviendo su experiencia en un país bastante peculiar como es Angola. El choque culturar a la hora del trabajo, de hecho, Fellet llegó junto con otros brasileños a Angola para poner en marcha el periódico Economía y Finanza cuya aventura duraría para él algo más de un año. De este tiempo muestra la dificultad y el choque culturar a la hora de trabajar, en el modo de vida, en las desigualdades y como no, a la hora de relacionarse con las mujeres. El autor va descubriendo al lector como poco a poco el se va adaptando, formando parte del cotidiano y también va sintiendo la necesidad de continuar su viaje por África.
Al dejar Luanda, el libro va tomando más formato del diario de “candongueiro” (pequeños buses muy habituales para viajar en Angola y que en cada país de África van tomando nombres diferentes), al ser su vehículo más utilizado, este espacio se transforma en su lugar habitual, y son las pequeñas paradas donde interacciona, descubre y se encuentra con gentes de todos los niveles sociales y culturas. Las llegadas y las partidas tienen un significado importante. A veces, esas partidas son deseadas, otras sin embargo, son dolorosas y se quedan en el deseo de quedarse un poco más. Sin embargo, el viaje como la vida, debe continuar.
Del libro me ha encantado el peso de su identidad, de su cotidiano, del compartir de sus encuentros con una riqueza inmensa de seres de todos lados. Interesantes también sus originales respuestas frente a las incansables demandas de ayuda, por el hecho de ser blanco, frente a realidades nada fáciles y de las que siempre buscó una alternativa más allá de dar una simple cantidad económica. Así en Mozambique, creó una página web a Horacio para que los extranjeros que llegasen pudiesen demandar sus servicios a través de internet. Fellet cuenta también la frustración de como el analfabetismo informático podía condenar al fracaso este pequeño y simple proyecto.
En Mozambique, país de agrado para todo quien pasa, se encontró con el escritor Mia Couto quien le recibió durante varias horas para concederle una entrevista y tratar la realidad africana llamando la atención sobre el trato de occidente sobre África “ que continua siendo una relación colonial de la que ni siquiera se puede decir neo-colonial”
De los viajes, me ha gustado el romanticismo del encuentro con el sexo opuesto que da siempre un gran espacio la imaginación. La libertad al escribir frente a las acciones, por ejemplo, de las ONGs, algunas admirables como la de Mr Brown un inglés que encontró en Uganda y que vivía en Malawi decidido a dedicar su vida a los niños deficientes abandonados en las calles. Pero también cuenta el sin sentido de las propias ONGs en algunos lugares, que en palabras de Mr Brown, siguen manteniendo refugiados en los campos de refugiados en Sudan para continuar dando sentido a su trabajo y alimentando así una bola de dependencia en el Sur y de “lava-consciencia” para las gentes del Norte que decidían hacer un acto de “generosidad”.
De su viaje, impactante el encuentro también con un joven Tutsi cuya familia había sido asesinado durante el genocidio de 1994 y que actualmente trabajaba en la traducción de miles de testimonios para el Tribunal Internacional de la Halla y “traer luz a la verdad sobre el genocidio y la reconciliación a su pueblo”.
Safaris, paraísos perdidos, islas como Zanzibar cada vez más llena de turistas, miseria y pobreza, desigualdades sociales, ciudades llenas de rascacielos y peligros, rutas tortuosas, diversidad cultural, embotellamientos de rebañas de vacas, universos encontrados a veces entre las culturas tradicionales y la modernidad que llega y que se va instalando. Un placer para dejarse llevar.
De momento sólo está en Portugués. Para aquellos que conozcáis la lengua lusa os invito a disfrutar de este libro esperando que pronto se pueda leer en otras lenguas. De todo el libro se agradecen también las fotografías de las páginas centrales, que aún estando desordenadas permiten acercarse más fielmente a las historias contadas.
me gusto la resena, estoy en pretoria recien salido de mozambique, un pais encantador. Me he animado a escribir sobre todo porque comparto la opinion respecto a las ONG, que algunas conozco, y no todas merecen igual consideracion.
@Ivan, Gracias de nuevo Ivan por un proyecto que rompe frenteras. @Joao Fellet, no sabes como me alegra que la reseña haya llegado a ti, me ilusiona que te haya gustado y te deseo toda la suerte del mundo con este libro y el resto de proyectos para poder seguir leyendote. Un abrazo, Laura 😉
Laura, gracias por sus amables palabras. Es la más bella y sensilla reseña del Candongueiro que he leído. Me alegra saber que el libro llegó a sus manos (de una manera tan inusual!) y que le dio momentos agradables. También estoy muy contento de saber que la historia de mi viaje ha cruzado fronteras y que el portugués no fué un obstáculo en su lectura. Saludos, João Fellet
Gran reseña Laura, pues tiene muy buena pinta el libro, a ver si lo traducen al español pues sino habrá que leerlo en portugués para recordar la lengua de Saramago 🙂