Título: El arquitecto de Tombuctú
Autor: Manuel Pimentel
Reseña hecha por : Alicia Ortego @Alisetter
Alguno de mis posts en este ilustre y maravilloso blog comenzaba con un “quizá no os suene…”.El de hoy debería empezarlo con un “quizá os suene Manuel Pimentel”.Sí, habéis acertado, es el que fue Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales en la primera legislatura de Aznar, después se salió del PP y después supe que escribía alguna columna de temas culturales en algún periódico andaluz.
El caso es que este hombre es editor y escritor, Ingeniero agrónomo, licenciado en Derecho y diplomado en Alta Dirección de Empresas… y resulta que también es un gran viajero, apasionado del Sáhara para más señas.En dicho viajes conoció, en Tombuctú, la figura de Es Saheli, granadino del medievo comparable a León el Africano y otros “genios medievales”, protagonista de esta novela histórica que relata su vida y viajes.
Este es un personaje que recorrió, a partir del amargo exilio del reino nazarí, muchos caminos… desde El Cairo, Damasco, Bagdad, Yemen y La Meca, hasta Tombuctú, lugar donde nos dejó su principal legado, la mezquita de Djinguereiber, un lugar que como bien dice el autor “merece la pena atravesar el océano de arena del Sahara para perderse en sus penumbras”… y uno de los exponentes de la llamada “arquitectura sudanesa”.
Doy fe de que merece la pena llegar hasta allí, y contemplar esta mezquita de formas puras, redondeadas, con el color de la tierra que es de donde proviene… y si además puedes subir a una de las azoteas cercanas, y contemplar la puesta de sol acompañado del canto del muecín, ni te cuento.
Y es que en este lugar recóndito de África resulta que hay todo un legado español, más específicamente un legado andalusí, ya que allí se exiliaron varias familias procedentes de aquel reino, y allí dejaron una colección soberbia de manuscritos que aún hoy se conservan en las casas de sus descendientes, o en la Biblioteca Andalusí de Tombuctú, custodiada por Ismael Diadié, y otras bibliotecas privadas que se pueden visitar en esta maravillosa y perdida ciudad. En el 2008 estaba en plena construcción una gran Biblioteca donde reunir todo ese magnífico legado, después de llegar a un acuerdo con cada familia. No sé si ese gran proyecto estará acabado, y si merecerá la pena, o será mejor que cada familia siga transmitiendo de generación en generación este tesoro…
Obras magníficas sobre astronomía, botánica, comercio, se abren a nuestros ojos y te preguntas qué gentes fueron aquellas que dieron tanto valor a los libros como para llevarlos consigo en un viaje seguramente muy duro y traumático, y quiénes son estas gentes que siguen guardándolos como tesoros que son. Qué poco sabemos de sus mentes, de su forma de pensar y de sus valores, y cuántas imágenes de barbarie y extremismo nos llegan a cambio, a través de los medios… cuando nos llega algún eco.
Es Saheli fue antes poeta que arquitecto « El alba asomó la pintada palma de su mano . Y señaló a la aurora cuando estallaba». Quizá de ahí provenga la grandeza y originalidad de sus edificios.Su obra arquitectónica comenzó en Gao, mezquita que también he tenido el privilegio que visitar. Digo “privilegio” porque en pocos años la región se ha tornado más insegura que nunca para los viajeros… los islamistas de Al Qaedda tratando de jugar al negocio del Poder, torturando y matando lo que sea necesario… o los contrabandistas de seres humanos, cada vez más nerviosos y violentos si encuentran dificultades en su “negocio”.
La mezquita de Gao es, yo diría, la más tosca de los ejemplos de arquitectura sudanesa. Frente a Tombuctú, Djenné, incluso Bobo Dioulasso, esta casi parece un montón de barro con unos troncos saliendo de ella…Fue la primera, la más “primitiva”. Sin embargo, con el paso del tiempo y la lectura de este libro, me gusta esa tosquedad y la entiendo mejor.
¿Cómo se le ocurrió esa solución de construcción, esa estética inigualable en la que después se han llegado a inspirar artistas como Gaudí y Miquel Barceló?… Se inspiró en la tierra, en el entorno que le rodeaba y que estaba empezando a conocer en profundidad, después de un tiempo viviendo allí… Quería hacer la más hermosa mezquita para el emperador, que reflejara el alma de esa tierra, que pareciera que emanara de la misma… Encontró la inspiración en los termiteros que crecen aquí y allá en el Sahel.
Como he dicho, tal inspiración no podía venir más que de un poeta, alguien observador, sensible, apasionado.No se desprendió, sin embargo, de la nostalgia por Granada… para él la más hermosa, la soñada, la que hacía sombra a El Cairo, Bagdad, Damasco…
Tan largo se tornó mi exilio que se ha resentido mi montura,
Pese a las brisas de las auroras y de los crepúsculos.
¿Cómo volver?, si los caballos del viaje nocturno se espantan
con el retorno, que es el premio tras tantas penalidades.
Entre las tierras del mundo,
Granada no tiene igual.
¿Qué valen junto a Granada,
Egipto, Siria e Iraq?
Luce cual hermosa novia
Con vestidura nupcial:
Aquellas otras regiones,
todas su dote serán.
Y no puedo dejar de pensar en que todo aquél que es obligado a dejar su tierra, a abandonarla por la fuerza y no por elección, sufre. A pesar de que encuentre, incluso, la felicidad en otros lugares. A pesar de visitar lugares quizá mucho más grandiosos, idealizará su propio “nido”.
No debemos olvidarlo, aunque en las noticias diarias de los medios de comunicación de masas parezca algo cotidiano, casi mezquino, y que no va con nosotros excepto en lo que nos puede perjudicar… No, no se juegan la vida porque sí. Sí, siempre querrán volver. La gran mayoría de ellos soñará, noche tras noche, con volver a ver su tierra, su gente, lo que es realmente familiar, allí donde nacieron y fueron criados, los sabores y olores que realmente les gusta, las fiestas y creencias que realmente les llenan y dan sentido a su vida, incluso el humor, la manera de pensar, los horarios… moverse en un mundo ajeno por la fuerza, y con pocos recursos, cansa y hace sufrir.
Incluso un gran viajero que al final hizo fortuna y obtuvo reconocimiento a muchos kilómetros de su lugar de origen, no se desprendió nunca de esa melancolía, de esa herida… y lo ha dejado reflejado en sus poemas.
Es Saheli no es una ficción del autor de este libro. De hecho, la mayor parte de este relato se fundamenta en hechos históricos, en las averiguaciones que durante siete años ha realizado sobre él y la época.
Es, además, un relato que intenta hacer honor al poeta, realmente ameno y bello, evocador, descubridor de todos esos sitios míticos que en gran parte están cayendo en la destrucción de una nueva guerra, porque allí se han librado muchas, pero estas guerras de hoy son más salvajes y cruentas, más mortíferas, si contamos la cantidad de personas que en ellas mueren, la rapidez con que se solventan y las consecuencias en el futuro a corto, medio, y seguramente largo plazo. Nos las venden como limpias, precisas, humanitarias, misiones de paz. Prostitución de las palabras, imágenes, símbolos, a favor del Poder y el Dinero. Una vez más, pero cada vez “mejor” en cuanto a su eficacia destructiva. Que no nos digan que hemos avanzado. La Edad Media, esa época oscura en muchos sentidos, no se ha ido.
Os invito a que disfrutéis con esta historia de grandes viajes en tiempos pasados…
Un día de repente, mientras miraba uno de mis canales favoritos de televisión, de golpe me encontré en la pantalla con la historia de las bibliotecas sefardies de Tombuctú y con el gran Isamel del cual no pude menos que «enamorarme». Su hisotria, su manera de contar desde la nostalgia y la pena, las penurias de todas aquellas personas que fueron expulsados de sus hogares…, y cómo, en su familia, generación tras generación se han volcado en la conservación y recuperación de un patrimoinio cultural exquisito.
Desde entonces sueño con poder ir hasta allí y conocer personalmente el proyecto que se está llevando a cabo para recuperar y conservar las increibles bibliotecas de legado andalusí. Un increible documental que tu libro me acaba de recordar.
Sin duda, ya tengo una reseña a leer en breve, para seguir soñando con ese viaje pendiente a Mali!!
sip… probablemente haya más de una persona o dos honradas, que de vez en cuando caen, llegan incluso al nivel del Gobierno con ganas de trabajar y eso… pero la marea no les deja entrar y avanzar. Nadar a contracorriente es lo que tiene, y el sistema propio e interno de la Política no se deja cambiar desde dentro. Veremos hasta cuándo se podrá sostener y justificar todo eso.
Parece que no todos los exministros se dedican a chupar de papá estado igual que lo hacian como cuando eran ministros. Ya sé que es una generalización, pero me temo que se cumple demasiado a menudo
ay, sí!!! de hecho, como hace ya unos años que lo leí, quiero releerlo allí mismo… pero ahora mismo ni idea! 😀
Pues a ver si ves a los dowayos de «El antropólogo inocente» 🙂
Anda, estos no los conocía… leí otro suyo que se llamaba «el librero de la Atlantida», o algo así, pero me pareció bastante flojo, creo que hay una gran diferencia con este otro, que afortunadamente leí antes. 🙂
sí, a Camerún, «la pequeña Africa»… entrando por la frontera con Chad, empezando en la parte de Sahel que tiene 🙂
Que bien! Y donde vas? A Camerún puede ser que me dijeras?
Carlos, pues Pimentel ademas de Ingeniero Agrónomo y emprendedor es viajero, lector y escritor 😉 Se fue asqueado de su breve paso por la política.
En cuanto a sus libros, hace años pude leer dos de sus obras : Puerta de Indias «Artafi y el misterio de los primeros conquistadores» y Peña Laja «Una aventura sobre el origen y el futuro del hombre» .
Son de fácil lectura y te hacen pasar un rato muy agradable.
Sí que es una sorpresa, y de verdad que el libro es muy bonito, Carlos! salió justo después de volver de aquel viaje, así que lo leí y fue genial rememorar y aprender más cosas de las que ya sabía 🙂
Como bien comentas… a mi me sorprendió en un montón de cosas. Por ejemplo, no sé por qué, en mi imaginación Tombuctú estaba mucho más cerca del Níger, en la orilla prácticamente…. Y sí, los tuareg, madre mía… el primer día pensé «esto es un decorado, todos disfrazados de tuareg»…pero bueno, un día más tarde empiezas a mirarlo con otros ojos, y al final te vas con la sensación de que sí, de que es un lugar mítico y que tú has estado allí, en el c… del mundo, algo que quizá no habías ni llegado a soñar!!
Sí, lo de Barceló destaca más por el País Dogón. Allí que se va el tio a pasar las Navidades todos los años, qué envidia!!!
Bueno, en poco más de un mes estoy otra vez en el Sahel, aunque en un lugar diferente en cuanto a fronteras del mapa, pero el Sahel al fin y al cabo, con ese viento seco y tórrido, ese polvo, esos pajarillos de colores que resultan chillones e increíbles en un paisaje tan pardo, y esos fulani o peul con sus rebaños y sus escasas pertenencias… Ya te contaré! 😉
Que sorpresa! No me imagino a Manuel Pimentel en pantalones cortos y la camiseta sudada por Tombuctú,….
Al igual que tú, yo llegué hasta esa ciudad después de una larga travesía por carreteras infernales, con un calor que derretía el ambiente. Recuerdo perféctamente ese cielo grisáceo, esperando junto a Africa y a una joven suiza el transbordador que nos llevase a la ciudad mítica, esa ciudad que había que visitar para que la Real Sociedad Geográfica de Inglaterra te reconociese como un viajero de verdad. Y luego el descenso hasta Mopti por el río Niger en una pinaza. Y esos falsos tuaregs, que siempre decían que su caravana salía al día siguiente…. Me gustaría alguna vez asistir al festival de musica que tiene lugar allí… A mi me confundían con una actor de una teleserie brasileña, jejeje.
Y la influencia de Mali en la obra de Barceló…no tanto ya de Tombuctú, pero sus acuarelas con las ropas de los malienses, y su residencia en la misma falla de Bandiagara, en el país Dogón…
Que ganas de volver a África!