Título: Las Tribus de Israel
Autor: Ana Carbajosa
Reseña hecha por : Carlos Valadés @carlosvalades
Existen varias vías para formarse una opinión. La más cómoda y accesible y de la que nos nutrimos la mayoría, es la información recibida de los medios de comunicación. Dichos medios suelen incidir de una manera más sutil, o más directa, en nuestros juicios de valor, y cada uno elige el medio que mejor se ajuste a su adscripción ideológica, dentro del amplio espectro disponible. Las opiniones así formadas, suelen ser simplistas, carentes de análisis y con tendencia al maniqueísmo, cercenando una realidad que la mayoría de las veces no conocemos. Y la tendencia natural del español de a pie es opinar de todo y sobre todo. Y cuanto más alto, mejor.
La otra vía es la que requiere más esfuerzo, porque necesita de la lectura, de contrastar opiniones y del trabajo a pie de campo. Ese es el camino por el que optó Ana Carbajosa. Su libro desmenuza la controvertida sociedad israelí, radiografía el laberinto de Oriente Próximo y nos ayuda a comprender una realidad muy compleja, unas tensiones internas que pocas veces aparecen reflejadas en los medios de comunicación.
Los haredim , los temerosos de Dios, son los judíos ultraortodoxos, el grupo más fácilmente reconocible por su tradicional indumentaria negra y por los largos tirabuzones imitando la manera en que vestían sus antepasados a finales del siglo XIX en Polonia y Ucrania. La palabra haredim, viene de jarada, la palabra hebrea que con más exactitud define el miedo, miedo ante la ira que puede provocar en Dios el incumplimiento de cualquiera de los 613 Miztvot, o mandamientos de la Tora . Y a nosotros que ya nos cuesta con 10….
Los haredim son estudiosos de las escrituras y generalmente no trabajan. Tampoco tienen que cumplir con el servicio militar obligatorio de tres años para los hombres y dos para las mujeres. Estudian en escuelas talmúdicas subvencionadas, materias que poco tienen que ver con el mundo secular, y que no incluyen las matemáticas, ni el inglés. Tienen una media de ocho hijos por familia y representan al menos el 10 % de la población de Israel, siendo Jerusalén donde son más numerosos.
El judaísmo laico, que tradicionalmente reside en Tel Aviv y alrededores, critica con dureza la rémora económica que supone para las arcas del estado el mantenimiento de estas familias. El estado, a su vez, los necesita como un visado de legitimación religiosa, que asegura que esas tierras les pertenecen desde tiempos bíblicos, además de ser la primera punta de lanza en la guerra demográfica que se libra en todo Israel y en particular en Jerusalén, ya que los palestinos tienen de media 5 hijos por familia.
Observantes de la comida kosher , que les impide mezclar determinados alimentos como la carne y la leche, suelen tener dos pilas y dos vajillas para no mezclar cubiertos, lo que provoca multitud de consultas a los rabinos del tipo: “se me ha caído la cuchara de la leche en el guiso de carne, ¿qué puedo hacer?”. Y llega el Sabbat en el que según el libro del éxodo hay que honrar a Dios y no hacer ningún tipo de trabajo, lo que implica no encender la luz, ni poner en marcha ningún electrodoméstico, ni arrancar el coche e incluso dejar el papel higiénico cortado el día anterior. Hay ascensores que funcionan automáticamente y van parando en cada uno de los pisos del edificio, evitando que se tenga que pulsar el botón, y por lo tanto el incumplimiento de un mitzvá.
Ana Carbajosa se entrevista con rabinos que la ven como a una mujer impura, cena con mujeres haredí en el sabbat, y deambula por el barrio jerosilimitano de Mea Shearim , el barrio más ultraortodoxo de Jerusalén. Los mizrajíes son los judíos provenientes del Medio Oriente y del Norte de África. Países como Irak, Yemen, Marruecos o Egipto, surtieron las primeras oleadas de judíos orientales después de la proclamación del Estado de Israel en 1948, lo que supuso una inyección demográfica considerable y una fuente de mano de obra barata que trabajó los campos tras la expulsión de los palestinos.
La escritora nos desvela que este colectivo suele estar instalado en las zonas fronterizas de Gaza y Cisjordania, por lo que sufren una mayor exposición a los ataques palestinos lo que deriva en una radicalización de sus posturas políticas hacia los partidos de derecha, apoyando respuestas militares muchas veces desproporcionadas.Los rusos son los menos sionistas de todos. Llegaron en una gran oleada en los años 90 tras la caída del muro de Berlín, cuando el ideal pionero y colonizador había perdido fuerza y no están dispuestos a desprenderse de su cultura, excepto su pasado comunista por el que sienten fobia.
La entrevista con Daniela Weiss, el rostro más reconocible de los colonos, es clarificador. Más de 475.000 colonos viven en 140 asentamientos ilegales dentro de los territorios palestinos, que ellos consideran sus tierras, Judea y Samaria, convirtiendo Cisjordania en una suerte de queso gruyere, con los inconvenientes que tiene para los palestinos. Primero, porque un asentamiento lleva implícito la instalación de puestos fronterizos, perímetros de seguridad y carreteras por las que solo pueden circular israelíes, y segundo por el aumento de presencia militar y por agravar la caída de la ya defenestrada economía palestina.
Carbajosa prosigue su itinerario humano dialogando con los activistas, una minoría de judíos que componen el quintacolumnismo sionista y deciden denunciar desde dentro los abusos del gobierno de Israel. Como “Breaking the silence” , donde más de 700 soldados han testificado, muchas veces desde el anonimato, para revelar las vejaciones a las que se ven sometidos los palestinos.
Más duras son las entrevistas con el colectivo que componen los palestinos invisibles, aquellos que quedaron dentro de las fronteras del estado de Israel, y que a todos los efectos son ciudadanos israelíes, aunque se sienten palestinos. Sus movimientos no están limitados, disponen de agua corriente, electricidad y recogida de basuras pero no viven en un plano de igualdad con sus compatriotas judíos, como denunciaba la película Ajami . El 72 % de los judíos ultraortodoxos se oponen frontalmente a que tengan los mismos derechos que los demás ciudadanos, y más de la mitad de los israelíes está de acuerdo en fomentar la emigración de los árabes israelíes, lo que en roman paladino significa expulsión.
En definitiva, Ana Carbajosa firma un excelente documento, auténtico periodismo de investigación sobre la sociedad israelí, una sociedad tremendamente estratificada, que vive en un continuo estado de tensión y que necesita reafirmarse constantemente en su nacionalismo sionista, o como me la definió el recepcionista chileno del Jerusalem Hostel : “Si tú ves una mochila en Chile, la coges y te vas corriendo, pero Israel es el único país del mundo donde si ves una mochila en la calle sales corriendo en dirección contraria”.
jjejje, no creo que les permita su religión estar así 😉
Si, suelen salir después de cumplir el servicio militar de tres años, se van a la India y se tiran un año emporrados….
Gran post Carlos, sin duda una tierra y sociedad complicada 😉
Los israelitas suelen viajar bastante, he encontrado cientos de mochileros en Arg. y en Perú, imagino la sensación de Libertad que sienten cuando salen de Israel. Saludos Carlos.
si es que al final habra una tercera guerra mundial con las revoluciones y con la guerra que hay
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