Título: Taxi
Autor: Khaled Al Khamissi
Reseña hecha por : Alicia Ortego @Alisetter
Quiso el destino que leyera este libro justo en plena revolución de la Plaza Tahrir. Khaled Al Khamissi es un director de cine egipcio, licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de El Cairo, periodista, y tanto por un lado como por otro, gran observador y de ojo crítico que un día decidió escribir sobre los problemas de su país a través de la mirada de los taxistas de El Cairo. Un libro que se convirtió en un best-seller allí en su tierra, con más de 200.000 copias vendidas.
No se me escapó de vista cómo Khaled advierte que algunos nombres son falsos, o directamente no los pone, para proteger a aquellos que “hablan”, y también para protegerse a si mismo. O sus amigos le sugirieron que cambiase algunas expresiones, aunque no transcribiese las palabras de sus interlocutores fielmente, por ejemplo en vez de decir “todos los policías”, decir “la mayoría de los policías”.
El autor nos muestra la realidad cairota con un buen montón de diálogos e historias compartidas con los taxistas, en sus trayectos por El Cairo.
Desde el principio, establece su respeto e interés por este colectivo, como ejemplo de “clase trabajadora” que lucha por su día a día, y que está siempre en la calle. Testigo de muchos aconteceres, cambios, corrientes, tendencias. Hombres que hablan de lo hartos que están de la corrupción de la Policía, que sufren directamente (o sufrían), de la corrupción de los políticos, del paro, de lo cara que está la vida. ¿Os suena de algo? Sí, aquí encontramos grandes claves para entender, desde dentro, lo que ocurrió en Egipto hace muy pocos meses.
También hablan de la situación de la mujer, del islamismo (a favor, en contra…) y su posible papel en unas elecciones libres, del choque entre la modernidad y la tradición.
Me encanta una de las historias en las que un taxista, al saber que el pasajero (el autor) estudió Economía y Ciencias Políticas, decide plantearle sus preguntas:
¿qué pasaría si llegáramos y le dijéramos a Estados Unidos: tenéis armas nucleares y armas de destrucción masiva y si no os deshacéis de todas ellas, vamos a cortar nuestras relaciones con vosotros, os vamos a declarar la guerra y nos vamos a ver obligados a usar la fuerza militar para proteger a Cuba, que es un país pequeño y tenemos que cuidarlo? No sería más que palabrería, pero obligaríamos a todo el mundo a ponerse de nuestro lado, como lo hicieron ellos cuando dijeron lo mismo a Iraq, que es lo que están diciendo ahora a Irán. No estoy diciendo que entremos en guerra con ellos. Seguro que usted me entiende: usaríamos los mismos argumentos que usan ellos contra todos los países, como por ejemplo, exigirles supervisar las elecciones norteamericanas porque no tenemos garantías de que sea un proceso electoral limpio, o les exigiríamos observadores internacionales para las urnas. Tendríamos toda la razón al decirlo porque en Estados Unidos y en todo el mundo están diciendo que hubo fraude en las elecciones que ganó Bush, y que su hermano amañó las elecciones en su estado y le hizo ganar…”
He aquí, quizá, una de las esencias de ese movimiento y de los movimientos de los Indignados que han surgido después, quizá inspirados por ver lo que todo un pueblo unido es capaz de hacer (en realidad, dos pueblos, de momento: Túnez y Egipto). Me refiero a que sí, cada vez tenemos más claro cuanto de discurso vacío hay en los grandes poderes, para conseguir sus propios objetivos que son alimentar a unas cuantas fortunas hasta el infinito y la ansiedad por ejercer el poder, pasando por encima de lo que haya que pasar. Parece que ha llegado el momento en que la gente ha decidido aunar sus voces para decirles a los políticos y a los poderes financieros que ya está bien, que sus argumentos y sus disputas insultan a nuestra inteligencia día tras día, que hay que dar la vuelta a esto o nos vamos todos al garete… No sé cómo acabará este año, y el próximo.
Y ojo, que (en nuestro caso) están dispuestos a desmantelar ya todos los señuelos que había, y todos los logros de anteriores generaciones, eso que en Egipto o en Túnez ni siquiera se ha llegado a vislumbrar: políticas sociales, estado del bienestar, derechos del trabajador y del ciudadano.
No sé qué pasará si esto continúa así: políticos que siguen haciendo su día a día, enfrascándose en discusiones absurdas, decretando leyes y tomando medidas en contra de la gente para que los financieros sigan manejando el Poder y el Dinero en todos sus frentes, haciendo que un país se hunda y resurja mes a mes como en el caso de Grecia, robando a manos llenas… Y no sé hasta cuándo aguantaremos.
Tanto en mis visitas a estos países, como sobre todo leyendo artículos de analistas especializados en los países árabes y Oriente Medio, llevo décadas viendo que en todos esos países, incluso los que presumían de estables, como precisamente eran Túnez y Egipto, se gestaban situaciones que tarde o temprano desembocarían en una revuelta popular. Siempre queda la duda de pensar, por supuesto, que podría perpetuarse como el caso de India, con millones de pobres que viven en condiciones infrahumanas y que sin embargo se mantienen quietos, sumisos, quizá por su condicionamiento religioso, no lo sé. Pero no, por fin la gota colmó el vaso y la gente salió a la calle, y consiguieron un cambio. Ahora el tiempo dirá qué cambio es ése, pero el solo hecho de conseguirlo, creo que es un gran triunfo. No así en Libia, Siria, Yemen… de momento.
¿Hará falta llegar a una situación como la de esos países, aquí, para que esto cambie? ¿hará falta que el hambre apriete de verdad, que nos quedemos sin un solo servicio social al que acudir, ni siquiera sanitario, que las tasas de paro sean altísimas, mucho más que “muy altas” como en la actualidad, que la libertad de expresión se limite cada vez más?. Quién sabe, son contextos muy diferentes, históricos, sociales, culturales… pero uno a inspirado a otro, le ha hecho removerse, quizá es el principio.
Volviendo a Taxi, terminar aconsejándoos que no os lo perdáis… Una crónica escrita desde dentro, en sus palabras, sus claves, sus puntos de vista. Aquí no hay análisis ni interpretaciones del foráneo, y eso siempre resulta muy interesante, se esté de acuerdo o no con ello.
Con saltos entre el humor y el drama a la hora de vislumbrar esa realidad, es delicioso leerlo, interesante, ágil, divertido. Un libro original.
Y espero que escriba una segunda parte, la del Egipto de hoy, la del Egipto después de su revolución.
Muy interesante tu propuesta Alicia, lo tendré en cuenta para mis lecturas de verano. Estaré atento a otras recomendaciones literarias tuyas. Un abrazo.
Gracias mj! feliz verano para ti también! 🙂
Tomo nota Alicia, tu propuesta pinta muy bien…Parece mentira que a pesar de estar separados por miles de quilómetros podamos tener «lugares comunes». Gracias por tu excelente reseña y por la elección del libro y del tema, pienso que es necesario un mayor conocimiento del mundo árabe y de su realidad. Un abrazo y feliz verano!
Gracias, Eva! es un buen libro, muy entretenido y divertido, además de interesante :-), ideal para el verano! 😉
Un abrazo
Alicia, por fin te descubrí. Como politóloga que soy, me apunto el libro para leerlo ya!. Sobre las revoluciones y levantamientos del mundo árabe, pues era algo natural, en todos los lugares, sociedades, etc., ha ocurrido en un momento u otro, es como una ley natural que va recorriendo el mundo desde que la sociedad existe. Como bien dices todo el mundo tiene un aguante y cuando alguien se excede, la gota colma el vaso y pam!.
Sobre los políticos, o aquellos que han jugado a serlo, pues que al final, el pueblo les hará bajar del olimpo de los dioses a donde parece que se han ido a vivir. Para nuevos problemas, viejas soluciones, yo estoy por volver a recuperar la figura del «ostracismo» un castigo existente en la Grecia antigua que consistia en desterrar durante un cierto tiempo a un ciudadano no grato o peligroso para el bien común. Podría ser un ejemplo.
Bromas a parte, encantada de leerte y de seguirte. Todo un placer.
Muchas gracias, Marta!! no te lo pierdas, además lo tienes en edición bolsillo y es muy ligero 🙂
Un abrazo
Hola, tiene muy buena pinta el libro, me lo apunto (como tantos otros, siguiendo este blog no hago más que apuntar y no sé si me va a dar tiempo a leerlo todo). Y me ha gustado particularmente la anécdota, lo de supervisar a EEUU. Genial el post!
Muchas gracias, Carlos! si, quizá sea solo el principio, o sea necesario llegar a «tocar fondo» antes de que las movilizaciones populares sean tan significativas como para que los poderosos no puedan más que reconocerlo… en fin, ya veremos, al menos se ha empezado.
Enhorabuena por el post Alicia! Creo que como bien dices, aquí aún falta mucho para llegar a esas revueltas del mundo árabe. Ellos llevan años sufriendo dictaduras, la falta de libertad de expresión, y las contradicciones del papel de la mujer en la sociedad….son muchas cosas acumuladas. Aquí se ha vivido razonablemente bien…pero eso está cambiando y creo que solo vislumbramos el principio…