Título: Tierra desacostumbrada
Autor: Jhumpa Lahiri
Reseña hecha por: @carlosvalades Carlos Valades
“La naturaleza humana no dará fruto, si se planta una y otra vez, durante demasiadas generaciones, en la misma tierra agotada. Mis hijos han tenido otros lugares de nacimiento y, hasta donde alcance mi control sobre su fortuna, echarán raíces en tierra desacostumbrada”. Nathaniel Hawthorne.
Los seres humanos, siempre inquietos e inconformistas, llevamos siglos buscando nuevos lugares donde prosperar, vivir relativamente tranquilos, siempre anhelando nuevos horizontes donde establecernos, solos o con nuestras familias, y encontrar ese rincón en el que todo encaje. Estados Unidos es el paradigma de las migraciones durante el siglo XX, auténtico El Dorado, paraíso soñado por millones de personas como sinónimo de bienestar.
Los personajes creados por Jumpa Lahiri son originarios de Bangladesh y residentes en la costa este americana. Los emigrantes más ancianos luchan por mantener sus tradiciones, su religión y sus ancestrales rituales en pugna con los más jóvenes que han asimilado la american way of life. Los matrimonios “por amor” crecen en detrimento de los pactados por las familias, la añoranza del país, el sentimiento de sentirse extranjero en tu propia tierra y los fuertes conflictos internos entre la pretérita forma de ver y entender la vida conforman el enorme fresco dibujado por Lahiri.
Los ocho relatos de que consta el libro, dejan huella, y no es indeleble, permanece en la memoria, porque habla de temas universales, como la identidad, la familia, y las relaciones humanas, independientemente del lugar de procedencia.
Matrimonios que intentan recuperar una pasión hecha pedazos por la incombustible maquinaria de la cotidianidad y la cancerosa costumbre, una vida hecha de obligaciones maritales en las antípodas de la felicidad imaginada tras el ansiado “si quiero”; abuelos que se sienten un estorbo, que intentan ser útiles con su experiencia, pero que ya no encajan en la acelerada vida de sus hijos, que se ganan poco a poco la confianza y el cariño de su ya extranjero nieto, ajeno a las discusiones que su presencia genera entre su hija y su nuero; relaciones imposibles por barreras familiares que se oponen por activa y por pasiva, barrenando cada gesto, cada palabra del ladrón de corazones sin antifaz, despreciado por no pertenecer a la misma cultura o a la misma casta; hermanos que corren la carrera de la vida de manera dispar, siguiendo dos veredas diferentes, dos caminos que provocan las tan temidas comparaciones, ya que donde hay un ganador siempre, en el reverso, hay un perdedor; amores inconfesables que generan pasiones irresolubles, donde el diablo de los celos se convierte en activo jugador de una partida barriobajera, un escondite sentimental donde todo el mundo hace trampas y cada movimiento se hace a media luz; relaciones que dejan el alma rastrillada durante toda la vida, amurallando con cemento armado el maltrecho estado en que queda el corazón, sin ningún resquicio a la luz exterior, ciego, sordo.
¿Os suena de algo?: Es la vida.
Preciosa reseña Carlos!! Me apunto el libro 🙂
Gracias Carlos, lo pongo en la lista 😉 Es como bien dices : LA VIDA 😉