Título: Una viajera por Asia Central
Autora: Patricia Almarcegui @PatriciaAlmarce
Reseña hecha por: Iván Marcos @ivanmarcos
En un sábado lluvioso de 2017, tomando un café en la librería de viajes de Barcelona Altair, encontré el presente libro de Patricia Almarcegui, autora que ya conocía por su obra El sentido del viaje, un precioso libro que analizaba el viajar desde varios puntos de vista, y donde destacaba un toque humanista y romántico que me encantó.
Me ha gustado leer un nuevo libro de Patricia, viajar con ella por las 165 páginas que componen el libro. El viaje nos lleva a Asia Central, a dos países complicados en los que estuve hace casi una década. El libro se lee muy bien, viene agrupado en dos partes bien diferenciadas del mismo viaje, una para Uzbekistán y la otra para Kirguistán.
He leído el libro precisamente en Asia, pero en el trópico del Sudeste, en Singapur, donde ahora vivo, ciudad ordenada como pocas y donde todo funciona perfectamente, algo que viene a ser la antítesis de lo que ocurre en Asia Central.
Viajar por partes de la Ruta de la Seda sigue siendo todavía un reto, es uno de los enclaves míticos de nuestro planeta, las antiguas repúblicas soviéticas son ahora nuevos países, con identidades complejas y donde todavía persisten algunas prácticas de los tiempos en los que todo venía programado desde la lejana Moscú.
En el año 2010 viajé por Uzbekistán y Kirguistán, dos países que habían surgido de las cenizas de la caída de aquella URSS. Algunos de los países que surgieron del colapso soviético vienen a nuestra memoria con la clasificación de los tanes, nombres que parecen sacados de un cuento y que muchas veces suenan extraños en Occidente.
Hablar de la intención de viajar a los tanes es algo que lleva parejo la pregunta de ¿qué se te ha perdido allí? En mi caso particular, como en el de tantas otras personas que viajan a la zona, la respuesta suele ser la misma, y tiene que ver con poder ver y sentir el recuerdo de ciudades legendarias como Samarcanda, Bujará o Jiva, enclaves todos ellos que bien valen un viaje y que están asociadas a la mítica Ruta de la Seda. Lugares todos ellos que emanan leyendas y sueños de aventura, pues fueron parte de aquellos caminos que unían Oriente y Occidente, que servían como epicentro de una colosal diversidad de ideas, comercio, creencias y culturas.
Durante los últimos veinte años he leído y coleccionado algunos libros relacionados con la Ruta de la Seda, tanto de viajes como académicos, destacando entre ellos dos de mi admirado Colin Thubron, La Sombra de la Ruta de la Seda y El corazón perdido de Asia. El libro de Patricia es más corto que todos ellos, y entra mucho menos en los detalles de la historia, el arte y la política, pero tiene otras cosas, incluido el ponernos la mirada y la experiencia de una mujer viajando en solitario.
Y como bien aparece en algunas páginas del libro ¿para qué viajamos? Para encontrarnos, para saber quiénes somos fuera de nuestro contexto habitual.
Viajamos con Patricia a ciudades legendarias como Samarcanda, Bujará y Jiva, a otras anodinas como Taskent, atravesaremos fronteras inestables y difusas como las del valle de Ferganá, y también veremos algunos escenarios espectaculares como son el lago Issyk-Kul o las montañas kirguisas. Y todo ello, regado con algunos encuentros con personas que acompañan a Patricia por esta mítica parte del mundo. En definitiva, un viaje literario y humano por una de las latitudes más complejas y fascinantes de Asia y del planeta.