Título: Crónicas Birmanas
Autor. Guy Delisle
Reseña hecha por: Carlos Valadés @carlosvalades
La edad dorada del cómic tuvo lugar en los Estados Unidos, durante los veinte años siguientes al crack bursátil de Wall Street. De 1930 a 1950, multitud de superhéroes nacieron con el obstinado empeño de salvar a la humanidad en calzoncillos. El incombustible Superman, Batman, un poco más oscuro y con multitud de conflictos internos, o el más asilvestrado Conan y su espada salvaje, dejaban al cómic en el puesto número nueve dentro de las bellas artes.
Desde entonces, el aquí conocido como tebeo, ha experimentado una gigantesca evolución cuantitativa y cualitativa. Multitud de editoriales apuestan por historias que pasan de la categoría de cómic a la de novela gráfica, alcanzando un grado de madurez y un nivel de complejidad que antes solo se reservaba a la literatura.
En esta línea, Astiberri apuesta por autores internacionales, sin olvidar a los dibujantes patrios, como el aclamado Paco Roca y su merecido Premio Nacional del comic por “Arrugas”, del que parece que va a haber película .
“Crónicas Birmanas” es la tercera obra que publica la editorial del dibujante Guy Delisle , después de “Shenzen” y “Pyonyang”.Acompañando a su pareja, un miembro de Médicos Sin Fronteras, el dibujante pasa un año en Birmania, con la tarea diaria de pasear a su hijo y así, convertirse en un recolector de la cotidianidad en el país asiático.
Una de esas caminatas le lleva a la mismísima casa de la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi , rodeada por un perímetro de seguridad y diversos check points, y en aquel entonces bajo arresto domiciliario, por el delito de haber ganado en las únicas elecciones libres que se celebraron en el país, en el año 89, con más del 80 % de los votos, un resultado que dinamitaba la perpetuidad en el poder de los corruptos militares.
La política, después de pasar casi 20 años entre las cuatro paredes de su casa, sin televisión, internet, ni periódicos, tuvo que seguir su propia condecoración del Premio Nobel de la Paz con un aparato de radio a pilas. La también conocida como “Mandela asiática” tuvo que elegir entre vivir independiente con su marido y sus hijos en Londres o junto a sus compatriotas, pero privada de libertad. Eligió la última opción. Su marido falleció de cancer en el año 1999 y Aung no pudo verle. Fue liberada en Noviembre de 2010 y Myanmar recuperó su sonrisa.
Delisle, convertido en el principal protagonista y narrador de su aventura asiática, mezcla espontáneamente su día a día en Rangún, la capital birmana en aquellos días, con la denuncia, constatando las dificultades por las que atraviesa la sociedad de aquel país, sometido a todos los tópicos dictatoriales: rabiosa censura, llegando al paroxismo de recortar fotos de periódicos y revistas extranjeras, persecución a todos los disidentes, incluso a los que aún no lo son, corrupción en todos los estamentos, cortafuegos en los servidores de internet, tutelaje y orientación del pensamiento de la comunidad, etc, etc., etc.
Los occidentales que viven y trabajan allí, se disponen a ambos lados del tablero de ajedrez: los que ofrecen, miembros de las ONGs que faenan sobre el terreno, que dedican su vida a los más débiles, enfrentándose a menudo a la autoridad para seguir dando cobertura a los desamparados, y los que sustraen, multinacionales petrolíferas, que al amparo de las corruptelas y de las previamente sobornadas autoridades, se dedican a esquilmar los recursos naturales del país empleando a trabajadores locales en condiciones de semi-esclavitud, pero que barnizan sus actos con la pátina humanitaria de exiguos programas sociales por las regiones por las que atraviesa el gasoducto. Y todavía habría que preguntarse si esos programas sociales tendrían lugar si fuese China la responsable de la extracción….
Casualmente, durante el año de estancia de Guy Delisle, Birmania decidió trasladar la capital de Rangún a Naipyidó, en el centro del país. El 11 de noviembre de 2005, a las once de la mañana, un convoy de 1.100 camiones militares, que transportaban once batallones y once ministerios dejaban Rangún en dirección a la nueva capital. La obsesiva fijación con el número 11 se debe a la influencia directa del astrólogo personal del general Than Shwe, entonces al mando del país, que le recomendó el traslado.
En definitiva, una novela gráfica costumbrista-tropical, imprescindible para los degustadores de paisajes lejanos tamizado bajo un punto de vista occidental, un anecdotario agudo e inteligente en su visión de la realidad birmana, y bajo mi punto de vista, la más completa y madura de la trilogía asiática.
quería decir «expresas»… que dicho sea de paso parece que yo no le doy tan bien a la tecla jejeje.
Ahora me doy cuenta que debo recuperar mi antigua aficción a los comics. Como los leía en temprana edad siempre los asocié a esta franja de edad, pero veo que hay obras maestras muy sugerentes. Gracias por descubrírmelos. Veo que te empresas muy bien a «dándole a la tecla» como dice Pérez Reverte. Saludos Carlos. Juan.
Gran reseña Carlos, y gracias por descubrirme a Delisle y Sacco 😉 Han caído uno tras otro estos meses 🙂
Lei el comic en el mejor sitio posible, viajando por Birmania, y puedo decir que la capacidad de observación y de «leer entre líneas» del autor es admirable. Muy divertido y explicativo al mismo tiempo de la realidad birmana
Tendremos que intercambiarnos alguno en en transiberiano 🙂
Si, creo que el comic está viviendo una segunda edad dorada, con multitud de publicaciones, cada vez más maduras y complejas. Muchos autores deciden expresarse con la novela gráfica, les da una mayor libertad, o transmiten mejor su mensaje, no se.
Birmania es un país que tengo pendiente, estuve en Vietnam y Camboya. Prometo ir.
Espero que sean cada vez menos los casos de paises que son gobernados por dictadores, y que un pueblo como el birmano, que profesa el budismo y la no violencia, sean capaces de derrocar ese regimen.
Carlos, ¿qué nos pasa? ¡Compartimos todos los libros! 😀 Este cómic es increíble, para mí sin duda fue la mejor «guía» del viaje de Myanmar que tuve. Si el resto de la obra de Delisle es muy recomendable este cómic es totalmente imprescindible.
Magnífico post, Carlos! tengo ganas de leer este comic, me tentó en la Feria del Libro pero al final lo dejé para otro momento. No lo dejaré pasar… Por cierto, que las dos visitas que hice a la Feria, entre las casetas más concurridas estaban las especializadas en comics y novelas gráficas, lo cual me alegra, aunque no pude encontrar el de Palestina de Sacco… Creo que ejemplos como éste, e incluso más el de Persépolis, han acercado al gran público a este género, que es mucho mayor que el de las aventuras de personajes de ficción y entretenimiento.
Con respecto a Birmania, dDesde que estuve en este maravilloso país, y digo maravilloso fundamentalmente por las gentes de allí, las del pueblo, siento un vínculo especial con él. Otro gobierno despiadado y olvidado por la ONU, y por aquellos países-potencia que se apropian de los Derechos Humanos, de la Paz, de la Libertad. Ojalá algún día ese pueblo se vea liberado y tome su rumbo de una vez, con sus derechos y su propio modelo de sociedad y de pensamiento. Ojalá.