Título: La princesa y el pescador
Autora: Minh Tran Huy
Reseña hecha por: Gustavo Gabriel Pons
Aunque no recuerdo donde, alguna vez leí —y espero que algún viajero-lector sí lo recuerde— la máxima que refiere “no existen viajeros, solo existen fugitivos”. Es decir, todos los grandes viajeros de la historia y la parte viajera de cada una de nuestra historia vital viene determinada por el ansia de huir, de escapar, de salir que un escenario diario que nos encierra, nos asfixia… De allí entonces la sensación de infinita libertad que nos invade al cruzar fronteras (geográficas, políticas, culturales, de corazón a corazón).
Pues bien, la obra que aquí reseñamos “La Princesa y El Pescador”, de la escritora Minh Tran Huy —nacida en 1979 en Francia, pero con intensas raíces culturales y familiares en Vietnam— nos habla de este exilio forzado, que atraviesa a cinco personajes, incluida a la propia narradora.
Nos cuenta la historia de los integrantes de una familia que huyendo de persecuciones, muertes, y las políticas del Viet Minh en el Vietnam natal, llega para refugiarse en Francia, donde comienzan una nueva vida, y donde nace así la narradora. Narradora, que aún francesa, no logra desprenderse de esto que implica no sentirse de aquí, ni de allá. Fenómeno cada vez más frecuente en el mundo en general, y Europa en particular, donde la identidad de los hijos de inmigrantes, confronta día a día.
Y nuestra narradora Lan, se cruza con otro fugitivo: Nam, uno de los “boat people”, que poniendo en juego su vida se arroja al mar para huir de un régimen descripto como de una crueldad que roza el totalitarismo.
Evidentemente, resulta una lectura crítica de las directrices pasadas y presentes del gobierno vietnamita, pero a la vez imprescindible para abordar la complejidad que estos escenarios se merecen:
“El dogma y la terminología comunista seguían siendo habituales en todos los terrenos: político, cultural, social, escolar. Pero aunque siguiera con algunas persecuciones de antaño, el régimen dejaba en total libertad a la economía; en adelante, se alentaba a los empresarios a levantarse temprano para trabajar por su enriquecimiento y el del país. El carnet del partido era el único salvoconducto que se exigía. El PC vietnamita había decidido que el mercado bursátil, la ley de la oferta y la demanda, la libre competencia, el comercio de todos los pelajes y un crecimiento de dos cifras eran esencialmente comunistas y, por tanto, se habían hecho comunistas, así de sencillo. “
Así se configura una historia de encuentros y desencuentros entre Lan y Nam, que sirve de catalizador para que profundos interrogantes negados y enterrados en el fondo del ser, comiencen a desplazarse y emerger en ese mar de calma y silencios, solo aparentes.
El silencio; el callar; el negar los orígenes; el rencor a la cultura receptora y el interrogante acerca de la propia identidad hacen vivencial retrato de fenómenos ya teorizados por hombres tan lúcidos como el humanista de origen búlgaro Tzvetan Todorov. En efecto, esta obra permite que el lector viva estos fenómenos como certero golpe en su propio plexo solar.
Recorreremos la dramática historia reciente de Vietnam y su pueblo, a través de senderos descriptos por milenarios cuentos y sencillas historias que pretenden dar explicación a los grandes misterios de la vida. El lector también recorrerá la vida sencilla en el delta del Mekong; podrá concurrir a una mágica función de de marionetas de agua; caminará alrededor del lago de la espada restituida en Hanoi e incluso visitará el templo de la literatura, todo de la mano de la narradora. Compañía que nos revela esotéricos secretos, no exentos de dulzura y crueldad —características simbióticas de la literatura vietnamita—, y que ninguna guía turística podrá ofrecer jamás.
Como a muchos viajeros de este blog, me gusta tener lecturas contextualizadas en el lugar de destino, antes, durante y después del viaje. Y para ser sincero, las novelas son mis preferidas, por dos motivos. Su extensión permite al autor profundizar en aquellas digresiones donde esconde su verdadera mirada sobre estos lugares y su gente. Y por último, la ficción, permite describir personajes que encarnan al ser social en estado de pureza.
Lo cierto es que esta novela reseñada, ha resultado un libro compañero.
Libro compañero para visitar Vietnam. Libro inspirador para soñar el viaje. Libro maestro para pensar en el exilio, los desplazados, los transculturados. Que no es más que vernos a nosotros mismos, en mayor o menor medida.
Gracias Amigo, un gran abrazo y a seguir buscando lo fascinante, en los libros como en los viajes.
Excelente reseña Gustavo. Sin duda que a través de la novela y la ficción encontramos muchas veces la mejor inspiración para conocer la realidad de un lugar. Vietnam es como tantos otros países un lugar tan fascinante como contradictorio. Un abrazo amigo
Reblogueó esto en 1diadeabril's Blogy comentado:
Lindo.. «no existen viajeros, solo existen fugitivos.. » muy bonita frase..