Título: Drink Time! (En compañía de Patrick Leigh Fermor)
Autora: Dolores Payás
Reseña hecha por: Iván Marcos @ivanmarcos
Hay personas que aun sin saberlo o quererlo adquieren una extraordinaria importancia en la vida de los demás. Son hombres o mujeres que convocan mundos y crean paisajes, ventilan horizontes , desvían trayectorias biográficas. Patrick Leigh Fermor era una de estas personas. Las páginas que siguen son un homenaje sin complejos. Al aventurero y escritor, al gentleman, al jovial anfitrión, al guerrillero. Y a quien supo convertire en un anciano invencible, orgulloso y adorable, en tanto conservaba intactos el resto de atributos.
El presente libro empieza con esas evocadoras palabras que nos ayudan a entender la importancia de Paddy en la vida de miles de personas, incluida su traductora Dolores Payás. A lo largo del libro descubrimos momentos e historias llenas de intimidad y ternura que solamente pueden entenderse cuando hay un trato cercano de amistad.
Dolores logró encontrarse con Paddy en la casa que el genial viajero británico tenía en Grecia, y fue allí donde transcurre la mayor parte de lo que acontece en este libro. La obra es breve, con poco más de 100 páginas, pero tiene una intensidad abrumadora que llega al alma de aquellos que admiramos a Patrick Leigh Fermor.
Grecia fue la patria que acogía a Paddy tras aquel enorme viaje atravesando Europa en el año 1933. Aquel periplo viajero juvenil fue inmortalizado en los clásicos libros de «El tiempo de los regalos» y «Entre los bosques y el agua».
La cultura helénica y el país griego fue un lugar totalmente ligado a la vida de Leigh Fermor. Su dominio de la lengua clásica y de su cultura fue una constante ya desde su tierna juventud. Fue aquel conocimiento junto con su valía y liderazgo lo que le llevó a ser soldado de la Inteligencia británica en la famosa batalla de Creta. Posteriormente, Paddy haría su homenaje literario a Grecia en dos clásicos libros de la literatura de viajes como son Mani y Roumeli
Tras una vida vagabundeando, Paddy encontró en Grecia su lugar, frente al mar y rodeado de una Historia Mediterránea que tanto adoraba. Fue en aquella casa donde le gustaba recibir a sus invitados, con una copa y mirando al Mare Nostrum transcurrieron veladas interminables hablando de viajes, gentes, libros e Historia. Allí, durante décadas fueron pasando muchos tipos de personas, desde campesinos a intelectuales, desde escritores a viajeros como su discípulo Bruce Chatwin.
Y es que hay que decir que tanto la vida como los libros, la historia y las gentes cautivaban y entusiasmaban sobremanera a un Paddy que conservó su juvenil sonrisa hasta los momentos finales de su fascinante vida. Los griegos llaman leventeiá al amor por la vida y eso es algo que acompañó toda la vida del genial viajero inglés. Fue quizá esa innata curiosidad por el mundo, las gentes y su eminente pasión por la lectura lo que proyectó una prosa inmaculada. Su carácter bonachón, alegre, pícaro y bohemio fue algo que le acompañó a lo largo de una inimitable vida, tanto en su época juvenil, como en la madurez y en la vejez. Y todas esas virtudes fueron ligadas a la sencillez y generosidad hacia sus semejantes.
Libros y viajes, su pasión por el conocimiento y el aprendizaje era algo que no tenía límites y que le acompañó hasta el final de sus días. Paddy amaba la poesía y a los clásicos , es algo que cualquiera que haya leído su obra puede comprobar pasando las maravillosas páginas de todos sus libros. Paddy leía y leía, cabe recordar su juvenil viaje en el que las Odas de Horacio y Shakespeare le acompañaban. Cuesta imaginar hoy en día a un viajero con dieciocho años llevando tales clásicos en una mochila.
Estamos ante una obra que nos recuerda con ternura y humanismo al último aventurero romántico de nuestro tempo. Dolores nos lleva con maestría y genialidad a la vida de un mito inmortal que permanece en la memoria de muchos viajeros. Y como bien nos dijo el bueno de Jacinto Antón , llegaremos con Paddy a Constantinopla iluminados por el deslumbrante esplendor de su recuerdo…
Hola amigo Victor. La figura humana y literaria de Paddy es muy evocadora, ayuda a entender y a soñar. Me alegro mucho de que sientas esa magia de su legado. Un día hablaremos con calma de todo ello. Un abrazo y disfruta mucho.
Completamente de acuerdo con lo que dices sobre Paddy, Iván, y eso que yo prácticamente lo estoy descubriendo ahora, que estoy leyendo El Tiempo de los Regalos. Es fantástico el nivel descriptivo y la influencia de los clásicos en sus libros y discursos. Cuánto hubiese dado por encontrarme a un tipo como él en mis aventuras húngaras, paseando por Londres o en breve en los Países Bajos. Yo, que nunca he idolatrado a nadie, siento que si alguien tuviese que ser un espejo en el que mirarme, éste sería Sir Patrick Leigh Fermor.
Gracias por acercármelo una vez más.