Título : Las guerras de las alfombras. Diez años en Afganistán, Pakistán e Irak
Autor: Christopher Kremmer
Reseña hecha por : Alicia Ortego @Alisetter
Quizá Christopher Kremmer no os suena… Yo desde luego no lo conocía hasta que descubrí este libro, y no dudé en comprarlo, atraída poderosamente por los países de los que habla, sociedades musulmanas con una gran Historia a sus espaldas… y región convulsa de la que nos llega siempre una misma imagen, una misma lectura de lo que allí hay, o mejor dicho, de lo que allí ocurre: muerte, destrucción, radicalismo…
Ya sea por agresiones externas, ya sea por su larga tradición de pugnas internas -son tierras de “Señores de la Guerra”, mentalidades feudales, pequeños reinos que buscan ampliar sus territorios-, o por los intereses de las potencias que buscan sus riquezas naturales y su posición geoestratégica, desde hace ya muchas décadas, esta es zona de guerra. Ojalá algún día pueda viajar allí, porque seguramente hay que mucho que ver, vivir y sentir.
Kremmer se licenció en Humanidades en la Universidad de Camberra y después se embarcó en la carrera de periodista, que le ha llevado a viajar por todo el mundo. Durante más de una década trabajó como corresponsal en la India y Vietnam
Este viaje, sin embargo, arranca desde su fascinación por las alfombras. Su objetivo: investigar y analizar la importancia que tienen en la economía de estos países (y no hablamos de microeconomía)… Las alfombras se siguen fabricando manualmente, y mantienen su importancia ancestral como objeto de gran valor, de riqueza. Es una mercancía que mueve mucho, mucho dinero.
Sin embargo, también se encuentra con una realidad que también se mantiene a flote con las drogas y el petróleo… y con pueblos que son traicionados una y otra vez por sus líderes, despóticos y sanguinarios, que son “traicionados” incluso con ayudas humanitarias que no sirven allí. Así de claro queda:
“En el almacén había sacos a granel de trigo con la etiqueta “Regalo de EEUU” listos para ser embarcados hacia las zonas afectadas por la sequía. Ese grano podía salvar vidas. Los campesinos afganos las molerían, lo mezclarían con agua y lo convertirían en nan. Pero resultaba que el trigo estadounidense no se pegaba a las paredes interiores de los tandurs afganos. Los del Programa Mundial de Alimentación habían probado varias mezclas para dar con la consistencia deseada, pero la dichosa pasta se empeñaba en despegarse de las paredes del horno y caía al fuego. Habían intentado enseñar a los campesinos a mezclar el trigo con gachas, pero ellos, todos analfabetos, no lo aceptaban. Durante miles de años habían sobrevivido con nan. Lo único que necesitaban era nan. Lo que el mundo les ofrecía era otro problema, no la solución a su sencilla necesidad”.
Una lectura que ayuda a comprender el caos en el que están sumidos, con un gran papel de las potencias del mundo “civilizado” que no quieren perderse ese petróleo, ese gas, esa salida al mar tan estratégica… y del que parece que nunca vayan a salir (o que no les vayan a dejar salir).
El libro comienza en Kabul, en una tienda de alfombras, y con el saludo musulmán que muchos de vosotros habréis oído alguna vez: “Assalam aleikum” –La paz sea contigo-… esto, dicho en un país en guerra no pasa desapercibido.
Pero este es un relato esencialmente humano, que nos acerca a las gentes de estos países desde todos los puntos de vista: comerciantes de zoco, nómadas desplazados, líderes políticos y religiosos como la leyenda de la guerrilla afgana Ahmed Sha Massud (el autor celebró el fin de año en su compañía), el señor de la guerra uzbeco Abdul Rashid Dustum, o los altos mandos talibán. Con todos estos personajes, gracias a su identidad de periodista, Kremmer habló, compartió tés, nan y platos de arroz, se sentó en sus alfombras…
Encontré lo que había intuido, un gran libro de viajes con una óptica absolutamente humana sobre las gentes y culturas de Afganistán, Pakistán, Cachemira, Irán, Irak y las repúblicas centroasiáticas. Un retrato personal y comprometido de la sociedad musulmana, un intento de derribar los muros que impiden conocer su esencia, sus virtudes, su riqueza. Por eso quería compartirlo con vosotros. Y ya sólo os queda abrirlo y disfrutarlo J… Él mismo nos abre las puertas de su libro con una cita digna de recordar.
El que lucha contra las artes no lucha contra las naciones, sino contra la humanidad. Arthur Urbane Dilley
Gracias, Ivan! Sin duda es así… Desconocidas si, y por desgracia llega muy poca información libre de lo que filtran los poderes… Por eso es grande encontrar libros como este 🙂
Gran post.Sin duda que esa zona del mundo es una de las zonas calientes del planeta, y a la ve una de las más enigmáticas y desconocidas para la sociedad occidental
Gracias, Carlos! y las alfombras son sus ahorros! prefieren tener alfombras a meter dinero en el banco, y las venden si lo necesitan, como si fueran acciones o algo así… cuanto más antiguas, más valor cobran 🙂
Hay otro libro, de Ana María Briongos «La cueva de Alí Babá», centrado en Irán, donde también lo explica muy claramente… otra viajera seducida por estas tierras y en particular por el mundo de las alfombras 🙂
Sí, ojalá podamos ir, ojalá encuentren la paz y la concordia.
Gracias a ti, Claudia! realmente es para disfrutarlo!!! 🙂
Espero que quede poco tiempo hasta que podamos viajar por aquellos paises que ahora arden. Es cierto que las alfombras para los musulmanes significan algo más que para nosotros. Es algo religioso, algo que ponen mirando a La Meca, y que utilizan a diario….
Buen post. Me apunto el libro!
me ha gustado mucho este post, y el libro parece ser muy muy bueno, la frase de Urbane Dilley es inmejorable.
gracias,