Titulo: África en el corazón del viajero
Autor : José Antonio Sánchez Tarifa
Reseña hecha por : Alicia Ortego @Alisetter
Me quedan sólo unas páginas para terminar este magnífico libro, y ya me pongo a escribir sobre él, de tanto que me ha emocionado… Un libro que se ha presentado en Granada este mismo mes de Abril, y que encontré en Altair, librería de viajes de referencia, como seguramente ya sabréis.
Este no es un relato de un solo viaje, sino un compendio de experiencias sobre los viajes que ha realizado José Antonio Sánchez Tarifa en este continente, a lo largo de varias décadas.
Nos lleva de un país a otro, saltando como si fuéramos aves que recorren grandes distancias, y nos hace saborearlo, olerlo y sobre todo sentirlo.Su objetivo es tratar de analizar qué tiene esta tierra que tanto le cautiva, que tanto le llega al corazón, que tanto le hace desear “ser africano”… y como dice él mismo “desde la perspectiva inmensa de los que venimos a África, no a enseñar, sino a aprender; no a compadecer, sino a admirar; no a ayudar, sino a ser ayudados”.
Y es que José Antonio Sánchez Tarifa es un contemporáneo nuestro, andaluz, Doctor en Filosofía, especializado también en Criminología y Antropología, docente en Granada… y de vocación, viajero en el sentido amplio del término. Viajero solitario que le gusta poner a prueba sus capacidades, sus límites, si con ello se acerca más y mejor a la gente y la cultura de allí donde se mueve.
En ese afán por comprender qué tiene África, cómo es y por qué le afecta de esta manera, insiste en el carácter humano del continente. En efecto, yo también lo he podido comprobar, África está llena de gente que quiere conversar contigo, que no se queda indiferente ante las pequeñas cosas del día a día porque estas son las que constituyen su universo, gente que te ofrece su ayuda en cuanto notan que la necesitas –logran saberlo, a pesar de la barrera del idioma-, porque comprenden que estás lejos de tu país, de tus gentes, y por tanto en una situación de debilidad. Al menos si estás solo y viajas por tus medios.
¿Tiene esto algo que ver con cómo nos comportamos nosotros, cuando les vemos a ellos aquí, en el seno de nuestra sociedad? Debe de ser un gran choque cultural nada agradable. África es una tierra de gente fundamentalmente creativa, inteligente, capaz de encontrar nuevos usos a los objetos que nosotros damos por perdidos, o de reciclarlos hasta la saciedad, o de encontrar soluciones a problemas que nosotros abandonamos demasiado pronto, porque estamos educados en una cultura caprichosa, con baja tolerancia al fracaso, y con un culto al tiempo-eficacia excesivos.
Sí, los hombres y mujeres de allí son dueños de su tiempo, y lo emplean o no, según quieran, lo necesiten, o sencillamente les apetezca. No tienen relojes, o al menos no los adoran como nosotros, y sobre todo conceden tiempo a la relación humana, la relación comunitaria, respetando al prójimo, reconociendo y buscando el aprendizaje en sus mayores, en el medio en el que viven, en el clima… Respetan la vida, también la de los animales y las plantas. Porque saben lo que cuesta, lo frágil que es, en medio de una naturaleza muchísimo menos domesticada y artificial que la nuestra, y con menos medios para vivir en ella (que no enfrentarse a ella).
Por supuesto que no estamos hablando de sociedades perfectas, de Paraísos. Por supuesto que tienen sus sombras, y unas cuantas han llegado por el afán de apuntarse al “carro” del mundo global, del “estilo de vida occidental”, de lo que se les impone para aprovecharse de ellos o de sus recursos. Claro que algunos caen en la seducción del Poder, del Dinero y todo lo demás… y que precisamente son capaces de oprimir y hacer daño a sus compatriotas, pero ¿por qué no fijarse en sus luces y aprender de ellas, incorporar o recuperar las que hemos perdido, por qué no?
Quizá haya que viajar allí para comprobarlo. Creo que se debe hacer, ya sea a Burkina Faso, Níger, Malí, Etiopía, Namibia, Argelia, Marruecos… sólo os pido una cosa: que pongáis atención al viaje, que os desprendáis de nuestros esquemas sobre comodidad, higiene, morales y moralinas, y os dejéis llevar, tratando de acomodaros a su ritmo (bien distinto). Pueden ser incursiones largas o cortas, mientras que se salvaguarden las ganas de ver, vivir, y aprender… algo queda, algo quedará. Y seguramente querréis volver, y quizá transmitir lo vivido, y siempre habrá alguien que os escuche. No hay que “tirar la toalla” antes de empezar.
De todo ello nos habla José Antonio en este libro y lo hace de manera amena, didáctica, y bella, muy bella. “África es una gran diversidad del espíritu humano: locos, aventureros, místicos, profetas, suicidas, artistas, vagos, sabios, mendigos, guerreros…”.
Me quedo con los capítulos donde nos habla del desierto, del Sahara y de los Tuareg, ese pueblo mítico, de nómadas regios, nobles, con el que muchos hemos soñado y soñaremos, y a los que espero un día conocer en su versión más “auténtica”, en medio del Sahara, ya sea en el sur de Argelia o de Libia. Allí donde sin ellos no puedes vivir, donde te perderías y morirías, sí o sí.
José Antonio tuvo la gran suerte de integrarse en una de las pocas caravanas que aun atraviesan el Gran Desierto, hasta Bilma (Níger) donde recogen la sal, la moneda que aun conserva un gran valor, porque en sí misma es un valor para sobrevivir en el desierto (los billetes o las monedas, no).
Nos cuenta cómo durante horas y horas, nadie habla. Todos miran el horizonte y avanzan poco a poco, de manera constante, acomodando su ritmo al de los camellos, los grandes ejemplos del secreto de la supervivencia en estas tierras. Ensimismados en sus pensamientos, sus sueños, sus anhelos, hacen el recorrido día a día, cerrando la jornada con el té y el fuego, momento mágico.
“Tomar té, es una invitación a abrir el espíritu y fomentar las relaciones humanas… representa el símbolo de la camaradería, de la intercomunicación, de la confianza entre hombres. Quien rechaza un té, se hace invisible al grupo, es como si no existiera… A nadie tiene nada que decir y nadie se refiere a él”.
No me imagino mayor sensación de libertad. Sentir y ser consciente de la compañía del Otro, y no tener que hablar, pensar ni actuar excepto para el mismo fin: avanzar y vivir, sobrevivir en un medio hostil y grandioso, con paciencia, voluntad y determinación. Lo que aportes, será útil para el Otro. Lo que te guardes, ahí se queda, no sirve.
Gracias, Iván! no dejes de hacer las dos cosas! 😉
Gran post Alicia
Sin duda que aquella frase legendaria de ´´ Ustedes disponen de relojes, pero nosotros tenemos el tiempo ´´ refleja muchas cosas que siempre debemos aprender del continente africano y de sus gentes
Muchas ganas de leer el libro y de viajar a África 😉
Gracias por compartirlo 😉
Muchas gracias, Carlos! vaya que sí, qué ganas, sonrío sólo de pensarlo!!! 🙂
Curioso, sí…. pero quizá es una de las expresiones que más nos mueve a decir Africa, después de visitarla, y siendo afectados por el «mal de Africa», el bueno, sí… Porque sí, Africa y sobre todo los africanos se te queda en el corazón de una manera diferente a otros destinos. Al menos a mi es lo que me ha ocurrido, después de haber viajado por varios países de Asia, y alguno de Centroamérica. Las sensaciones en Africa son diferentes, la comunicación humana es distinta… y sin menospreciar a los demás, claro! 🙂
Que gran post Alicia. Suscribo totalmente todo lo que dices. El concepto reutilización cobra en África todo su sentido. Zapatillas hechas de caucho reutilizado de los neumáticos que no sirven, coches destartalados (como los que te llevan a Djenne, en Mali) en los que siempre cabe algo o alguien más, la educación a la hora de preguntarte por: tu padre, madre, herman@s, abuel@s, tí@s, uno por uno….
Cierto es que muchos déspotas se aprovechan de los de siempre y acumulan millones a costa de la gente, como el de Guinea, Teodoro Obiang, con nuestro gobierno riéndole las gracias por unos hectilitros de petróleo, o el de Zimbawue, Robert Mugabe, que ha sumido al país en la pobreza, con una inflación de tres dígitos cada año…
Que ganas de regresar a África!
Muy interesante y curioso, en 1997 escribí un libro que se llamaba África en el Corazón, producto de un intenso viaje en 1996 por Kenya, Uganda, Zaïre, Tanzania y Zanzibar, que nunca se publicó porque no encontré editor. En 1998, viajando por Jamaica encontré a una española leyendo un libro con ese mismo título, y unos años después al título en cuestión se le ha añadido lo del viajero, me lo apunto para leer, parece que Jose Antonio, como tantos otros, está afectado del llamado «mal de África», pero el bueno, el que te impulsa a volver compulsivamente al continente negro.
Gracias, Yola!! Si, si, no te lo pierdas! Ah! Y esta muy bien de precio aunq acabe de publicarse, casi como edición de bolsillo! Jo, a mi me pasa igual, este año tengo q llevar carrito a la Feria ;-€
Grande!!! La sugerencia y el post. Gracias Alicia. Anotado para feria del libro.
PD: voy a necesitar un carrito de la compra este año 😀