Título: El río de la luz
Autor: Javier Reverte
Reseña hecha por : Alicia Ortego @Alisetter
Incontestable es que Javier Reverte es uno de los viajeros y escritores más famosos y prolíficos de este país, y que con sus libros uno se sumerge en el viaje, literalmente, porque lo cuenta con detalle y familiaridad, con mirada aguda, perspicaz, mordaz, ironía o candidez según la ocasión… nos cuenta cómo transcurren sus días, como si fuera un amigo compartiendo su último viaje.
Lugares donde no has estado, como me ocurre a mi con este libro: Alaska y Canadá, acaban siendo visualizados y casi paladeados, sobre todo abriendo unas ganas tremendas de ir y conocerlos.
Por si fuera poco, Javier no se queda en el relato viajero, sino que lo vincula a la Literatura de Viajes, la Historia, y la situación actual a nivel político, económico… desde el punto de vista de las personas a las que conoce en el camino y con las que no duda en entablar conversación y hacer preguntas intencionadas que le proporcionen información, y desde el punto de vista de su propia documentación: libros, revistas, prensa, etc. Parece que nada se le escapa.
En este caso, se decide a realizar un viaje que en buena parte sigue los pasos del ya mítico Jack London y su andadura en el Gold Rush, la “estampida del Oro”, aquel episodio histórico que ha dado lugar a tantas historias, cine incluido. Allí se inspiró London para escribir los cuentos y la famosa novela Colmillo Blanco. Esa es una de las primeras novelas que recuerdo… mi padre nos la leía por la noche en la tienda de campaña, cuando fuimos de vacaciones creo que a Túnez y el sur de Italia, en el año 1980. A la luz de la linterna para poder leer, los niños que éramos mis hermanos y yo misma, nos íbamos quedando poco a poco dormidos con la voz de mi padre leyendo esa historia de hielos y lobos, tan lejana y tan misteriosa… no recuerdo las palabras, sí la sensación, las ganas de oír cómo avanzaba la historia cada noche.
El Gold Rush… Debió de ser tremenda esa época, en la que la ley brillaba por su ausencia como en el Far West. Aquí también camparon a sus anchas algunos forajidos. Pero antes de eso, primero fue la gran estampida y la instalación de campamentos caóticos que en poco tiempo se convertían en ciudades destartaladas y llenas de saloons, prostíbulos, y poco más.
La persecución de la quimera del oro hacía que los hombres y mujeres superaran sus límites de manera casi insospechada, en un viaje realmente duro a través de una naturaleza salvaje, un clima extremo en invierno, y con muy pocos recursos. Las autoridades de Canadá obligaban a que todos los viajeros cargasen con provisiones para un año, detallando una lista de lo imprescindible para sobrevivir en aquellos páramos, desde las prendas de ropa hasta los alimentos, pertrechos de cocina, etc. Muchos tuvieron que hacer varios viajes portándolas, para cruzar las Golden Stairs (el camino por tierra, más corto que por mar. Allí se encontraba el paso fronterizo a Canadá). Una senda de montaña tras la cual se hallaría el Yukon y los famosos yacimientos de oro.
Las imágenes que fotografió Hegg, aquellas hileras de hombres agotados que trepaban sin descanso, con la locura del oro hincada en su cerebro, nunca se irán de la retina de quienes las han contemplado.
El autor nos habla de esa naturaleza grandiosa y sobrecogedora. Altas montañas, bosques de árboles gigantescos y helechos enormes, ríos…. Y la posibilidad y peligro de encontrarte con un oso grizzli por el camino…
Precisamente hoy he recibido un resumen de la campaña de Bosques de Greenpeace, donde señalan que en Canadá se están cargando hectáreas y hectáreas de bosques primarios para poder explotar los yacimientos de petróleo. Y no he podido evitar pensar con tristeza que se trata de esos maravillosos paisajes con los que estos días de atrás he soñado y en los que he pensado con deleite, con ganas de conocerlos y disfrutarlos, y con la alegría de saber que existen.
Nos los estamos cargando en pos de un estilo de vida inaguantable para la Tierra donde vivimos. ¿Hasta cuándo va a durar esto? Hasta que sea demasiado tarde…. A algunos nos importa lo suficiente como para modificar o no evitar determinados comportamientos. Pero a mucho otros no, y lo que es casi o más importante, a los Gobiernos, nada. ¿Mejor seguir con el “carpe diem”, incluso escudándose en la crisis?. Bueno, pues la crisis que vivimos tiene mucho que ver con esto, y no se saldrá de ella con este asalto a la naturaleza.
Volviendo a El río de la luz… Reverte realiza varios viajes en un viaje.Navega por las costas de la Columbia Británica canadiense hasta alcanzar el nacimiento del río Yukon, del que recorre 750 km en una canoa a remo, junto con varios compañeros más. Nos cuenta, con satisfacción, cómo este viaje dentro del gran viaje le ayudó a recuperarse anímicamente de la malaria contraída en otro periplo por un gran río, el Amazonas. Cómo se sintió bien consigo mismo por ser capaz de hacer un viaje como este, sin haber remado antes, y sin tener una forma física especial, y con sus 62 años. El hecho de que lo cuente nos acerca aún más, desde nuestra humilde posición de lectores. Parece que le conociéramos, nos alegramos por él.
Cuando esta aventura acaba, continúa viaje solo de nuevo, rumbo a Alaska, donde se va desplazando de localidad en localidad, aprovechando las avionetas-correo, el principal modo de transporte para un viajero sin coche ni barco propios…
Más tarde, otra experiencia en sí misma, el viaje en el tren transcanadiense, con un recorrido de varios días hasta la frontera entre Vancouver y Québec, contándonos sobre el microuniverso de pasajeros y los maravillosos paisajes que alcanza a ver.
Por fin, vuelve a bordo de un carguero como único pasajero, cruzando el océano de Montreal a Liverpool.Ninguno de los viajes dentro del viaje tiene desperdicio ; ) .Y nos demuestra casi sin darnos cuenta que viajar es mucho más fácil de lo que parece.
Siempre lo pensado y siempre lo he comprobado, aunque claro está que cuando viajas con un límite de tiempo, necesitas menos límite de dinero para solventar algunos obstáculos como este del transporte. Desde luego tienes que espabilarte y desplegar tus recursos, o aprenderlos: preguntar, insistir, negociar, ser amable y discreto, y saber agradecer a los que te ayudan, que siempre los hay. Así se puede lograr una plaza que te pintaban imposible incluso los de allí, así se puede llegar a donde teóricamente no se podría llegar.
Y si aún os faltan argumentos, además Reverte salpica su libro de reflexiones sobre el hecho de viajar: hay momentos en que los sentimientos se mezclan entre la nostalgia por el hogar y la nostalgia por el viaje que se va quedando atrás; otros en que uno se para a pensar cómo es posible que nos empeñemos en vivir con muchas cosas, cuando es perfectamente posible vivir con lo imprescindible; en otros momentos nos dice que el viaje es aprendizaje, y siempre queda mucho por aprender, algo que estimula a seguir… y nos regala citas de grandes viajeros, como esta con la que ya me despido por esta vez:
…Con el desgastado atlas abierto
Recorro caminos interminables
R. Louis Stevenson,
Poema del libro De vuelta del mar
Javier Reverte fue mi gran inspiración para escrivir mi primer libro. ‘El río de la luz’ fue, para mi, como un sueño, algo mágico, donde me parecio estar siempre a su lado.
Gracias, señor, Reverté
‘Si puedes azlo, y camina; si no puedes, sueña y vuela’
Mi libro es: ‘La cabaña del fin del norte’
Jejejeje y como siga a este ritmo terminará haciendo el Manzanares :-).
Yo también lo tengo pendiente. De hecho a un libro suyo le debo mi viaje a Etiopía.
Un gran post Alicia :-).
Gracias Ivan! Espero que lo disfrutes! 🙂
Gran reseña, lo tengo aquí entre los pendientes. Me alegro que Javier Reverte haya pasado del río de la desolación al de la luz 😉
Muchísimas gracias, no tengo palabras. Este comentario es una guinda perfecta a la lectura y el post que le ha seguido 🙂
Gracias por los ánimos para seguir y como bien dice Ican, vuestro cariño 😉
Fantástica reseña de un libro al que le tenemos especial cariño, ya que Javier estuvo viajando con nosotros en el periplo por Alaska y el Yukon en kayak que narra en su libro. En las fotografías de las páginas centrales, donde aparecen disfrazados está nuestro guía Jaime Barrallo, toda una institución nacional en supervivencia, disfrazado de trampero junto a Javier.
Os queremos dar la enhorabuena por el blog. Realmente a todos cuantos nos gusta viajar la lectura forma parte de esa forma de entender la vida y los viajes.
Publicaremos este post en nuestra página de Facebook. Un abrazo y seguid así.